Nuestra Cofradía, nacida en el 1600 cuenta con unos 800 hermanos cofrades. Tenemos sede canónica en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de la villa de Fernán Núñez, y realizamos nuestra estación de penitencia la mañana del Viernes Santo. La procesión tiene su hora de salida a las ocho de la mañana y cuenta con el recorrido más largo de toda la semana santa fernannuñense. Tras salir de la iglesia, el recorrido torna la calle la Feria, siguiendo por Paseo de Santa Marina, San Sebastián, Pintor Velázquez, Pintor Picasso, Ramón y Cajal, San Marcos, Veracruz, Portichuelo, cerro Juan Criado, escultor Francisco Bonilla, Córdoba, los Espejos, Barroseco, Plaza de Armas, la Feria y entrada al templo.
Peculiaridades y tradiciones del desfile procesional.
Es preciosa la salida del Nazareno, "Nuestro Padre Jesús", como se le llama en el pueblo. La banda parte del Paseo de Santa Marina hacia la iglesia desfilando y tocando. Desde muy tempranas horas, los pediores, con sus fuertes voces, piden limosna para los Titulares.
Son famosas las saetas que durante tantos años se han cantado y se cantan en la calle San Sebastián.
En el Cerro de Juan Criado es muy peculiar la revirá que realiza el paso de misterio para mirar a la Campiña y bendecir las tierras.
Es muy tradicional el paso por la calle los Espejos, donde el sol, ya en lo alto del cielo, apunta con sus rayos más fuertes provocando un fuerte calor, que ocasiona que se le llame a esta calle "la calle de la Amargura".
Ya en la plaza de Armas, Jesús se gira para encontrarse con su Madre y mecerse frente a Ella. Antiguamente existía una tradición que consistía en que Jesús bendecía al pueblo con su mano articulada y la imagen de San Juan limpiaba con un pañuelo las lágrimas de la Virgen de la Soledad. La verónica se acercaba al Nazareno y desplegaba el paño con la cara del Señor. A esto se le llamaba el Sermón del Paso.
De nuevo, cuando los pasos llegan al jardinito de la iglesia, se produce un nuevo encuentro, en el que el Nazareno se vuelve para despedir a su pueblo y se mece otra vez frente a su Madre. Allí estallan jubilosas y alegres marchas para que los Reyes del pueblo se despidan como es debido.